Con la gran apuesta que ha realizado Netflix por el anime es normal que, en algún punto, la plataforma estadounidense se cuestionara: ¿Qué es el anime? Para responder a esta elemental y subjetiva pregunta ha realizado el documental Enter the Anime.
Alex Burunova (Pale Blue, Lonely Planet) es la encargada de dirigir y protagonizar el audiovisual que nos lleva desde Los Ángeles a Tokio para tratar de encontrar “el alma del anime”. En general este documental es una propuesta deficiente por parte de Netflix para tratar de explicar, en menos de una hora, todas las artistas y engranajes que posee la animación japonesa.
El punto más débil de este documental es su argumento. Alex propone una narración del documental graciosa, que recuerda a un show de stand up, sin embargo, los chistes no causan risa. La narradora pronto decide confesarse con el espectador y dice: “este año, me sumergí en algo que desconocía del todo. El oscuro, retorcido y extravagante mundo del anime” y más tarde dice que esta haciendo esto porque, básicamente, Netflix la contrato.
Esta situación desde un principio ya causa desconfianza. Esta revelación con la que decide empezar su documental puede echar atrás a fanáticos y nuevos interesados porque: ¿por qué debería ver un documental (que me ha dicho que me explicará que es el anime) donde las primeras frases me indican que los interesados no saben nada del tema?
Es evidente que este documental funciona también como una carta de presentación de Netflix para mostrar e indagar sobre sus propias producciones. Eso no está del todo mal, sin embargo, tratar de definir todo el anime a partir de nueve series de la plataforma, es un arma de doble filo.
Lo positivo, y en general, lo mejor del documental es que en verdad nos sumergimos y conocemos más de los títulos realizados por la plataforma como Baki, 7SEED, Ultraman y B: The Beginning. Sin duda, las entrevistas con los creadores son lo más interesante del documental, estas partes son las que nos dejan más como espectadores.
Pero, más adelante todo se vuelve a enturbiar por la decisión de los creadores de resaltar puntos que, si bien están presentes en el anime, no son ni de lejos la definición absoluta del género. En más de una ocasión se asociará a la animación japonesa con términos como violento, alocado o extraño. Palabras que tal vez podrían definir a las series presentadas en el documental, pero que no definen a todo el anime.
A lo largo del audiovisual se hace un esfuerzo por relacionar el anime con la cultura japonesa. Pero, de nuevo, falla presentando situaciones artificiales y con una visión muy occidental del tema. Básicamente lo que Burunova expone es: ¿Cómo los ordenados y limpios japoneses pueden crear estas cosas tan violentas y alocadas? En ningún momento existe un intento de crítica y definitivamente hizo falta la opinión de un sociólogo, o algún otro experto en el tema, el cual arrojara luz sobre la sociedad japonesa.
Incluso durante las entrevistas se ve que hay un trabajo detrás para crear las situaciones más extrañas posibles y en ocasiones los creadores se ven inmiscuidos en el trato. Tal caso es el de la entrevista con Adi Shankar, productor de Castlevania, donde se habla más de su perro que de sus influencias artísticas; y del director Keisuke Itagaki y los productores de Baki, donde se muestran en una especie de sketch.
Como conclusión, este documental deja una sensación insatisfecha que no logra hacer justicia a la, compleja y siempre cambiante, historia del anime. No cumple con el objetivo de definir qué es el anime y tampoco con el de vender de una forma efectiva las series del catálogo de Netflix. Incluso, como propuesta para los recién interesados en el tema, este audiovisual no logrará sacarte de la visión de que el anime es extraño y para gente rara.
INFORMACIÓN
¿Dónde? | Netflix
¿Cuándo? | Desde el 5 de agosto